El IVAM reúne en Valencia 145 obras de Pablo Picasso y Julio González que revelan su 'convergencia' con el cubismo
EL CAMINO DEL CUBISMO
Julio González y Pablo Picasso compartiereon las mismas influencias artísticas a principios del siglo XX, si bien sus trayectorias se bifurcaron cuando Picasso inició el camino del cubismo y del arte contemporáneo. Julio González tuvo una evolución artística mucho más lenta que, con ciertas diferencias, permaneció paralela a la de Picasso, uniéndose ambas trayectorias de nuevo en la colaboración que mantuvieron entre 1928 y 1930.
La mayoría de los dibujos preparatorios del Cuaderno número 7 están dedicados al problema principal al que se enfrentó Picasso a la hora de abordar la realización de 'Las señoritas de Avignon': el estudio de los desnudos femeninos. A lo largo del proceso puede verse cómo los desnudos se van deformando y desarticulando conforme se geometrizan. Es en esta deformación de los desnudos donde Picasso dió el paso definitivo hacia el cubismo, el movimiento de vanguardia más influyente del siglo XX.
A partir de 1921, Picasso había abandonado ya el vanguardismo para protagonizar en primera persona el desarrollo del arte moderno en lo que iba a ser su período más creativo, el de los años 20 y 30. Mientras tanto, Julio González, a lo largo de los años 20 , comenzó a aproximarse lentamente a la herencia de ese cubismo picassiano que dos décadas antes había ignorado.
Lo que le interesaba a González, y en esto residía su originalidad, eran las implicaciones que el primer lenguaje cubista, el que se basaba en el dibujo y en la luz, podían tener para una escultura realizada en hierro. De esa reflexión suya y, en menor medida, de la colaboración con el malagueño entre 1928 y 1930 iba a surgir su aportación capital a la escultura del siglo XX.
Julio González y Pablo Picasso compartiereon las mismas influencias artísticas a principios del siglo XX, si bien sus trayectorias se bifurcaron cuando Picasso inició el camino del cubismo y del arte contemporáneo. Julio González tuvo una evolución artística mucho más lenta que, con ciertas diferencias, permaneció paralela a la de Picasso, uniéndose ambas trayectorias de nuevo en la colaboración que mantuvieron entre 1928 y 1930.
La mayoría de los dibujos preparatorios del Cuaderno número 7 están dedicados al problema principal al que se enfrentó Picasso a la hora de abordar la realización de 'Las señoritas de Avignon': el estudio de los desnudos femeninos. A lo largo del proceso puede verse cómo los desnudos se van deformando y desarticulando conforme se geometrizan. Es en esta deformación de los desnudos donde Picasso dió el paso definitivo hacia el cubismo, el movimiento de vanguardia más influyente del siglo XX.
A partir de 1921, Picasso había abandonado ya el vanguardismo para protagonizar en primera persona el desarrollo del arte moderno en lo que iba a ser su período más creativo, el de los años 20 y 30. Mientras tanto, Julio González, a lo largo de los años 20 , comenzó a aproximarse lentamente a la herencia de ese cubismo picassiano que dos décadas antes había ignorado.
Lo que le interesaba a González, y en esto residía su originalidad, eran las implicaciones que el primer lenguaje cubista, el que se basaba en el dibujo y en la luz, podían tener para una escultura realizada en hierro. De esa reflexión suya y, en menor medida, de la colaboración con el malagueño entre 1928 y 1930 iba a surgir su aportación capital a la escultura del siglo XX.
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