Es la primera gran exposición del Museum of Modern Art de Nueva York (MoMA) dedicada al arte sonoro y reúne desde este sábado, 10 de agosto, y hasta el 3 de noviembre, el trabajo de 16 artistas contemporáneos que trabajan con el sonido.
Estos artistas se acercan al arte sonoro desde una gran variedad de disciplinas, que van desde las artes visuales, la arquitectura, la performance o la programación informática, y a la vez comparten un interés en trabajar con otras realidades materiales y entornos naturales.
Estas respuestas artísticas van desde intervenciones arquitectónicas, visualizaciones de sonido de otro modo inaudible, una exploración de cómo el sonido puede rebotar dentro de una galería o una serie de grabaciones de campo: edificios abandonados en Chernobyl, 59 campanas en la ciudad de Nueva York o una fábrica de azúcar en Taiwán.
Dime cómo escuchas y te diré cómo oyes
La diversidad de estas obras refleja que el arte sonoro es un campo complejo y lleno de matices. Sin embargo, la exposición propone algo específico: que la forma en que escuchamos determina lo que oímos. En efecto, las obras provocan y evocan una relación más intensa entre espacio interior y exterior creador.
Vivimos en un momento en el que los dispositivos personales de audio y las listas de reproducción personalizadas se han vuelto omnipresentes, mientras que los espacios sonoros compartidos son cada vez más raros. Muchos de los artistas de la exposición ponen fin a esta situación –el sonido que crean es marcadamente social– sumergiendo a los visitantes en el espacio y conectándolos en el mismo
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